En estos duros momentos, desde Matrax Lubricants os traemos un relato simpático y divertido que os haga -si es posible- más ameno el confinamiento. Para ello, hemos echado mano de las ‘hazañas’ del inigualable Takachiho ‘Taki’ Inoue en el Gran Circo.

Dotado de unas peculiares habilidades, el personaje japonés está considerado por algunos expertos, entre ellos él mismo, el peor piloto en la Historia de la F1.

A pesar del dudoso honor que constituye dicho galardón, no se le debe restar mérito. Porque, al igual que ser el mejor entre los grandes corredores constituye un logro, no lo es menos sobresalir por todo lo contrario.

De hecho, el talento -y grandes actuaciones- de Taki Inoue le mantienen en la cima de los menos virtuosos en la Categoría Reina. Sin duda que con una ‘técnica inimitable’, marcó un camino que nadie ha logrado emular.

Accidentes, salidas de pista y trompos inverosímiles constituyen su imponente legado, el cual forma parte de la leyenda -cómica- de la especialidad. No en vano, introdujo el concepto del error en una dimensión desconocida hasta su llegada.

Fue capaz de transformar cualquiera lance de carrera en una verdadera temeridad, el genio de Kobe logró un hito único: ser arrollado dos veces por el safety car.

Sus primeros ‘éxitos’

Pero antes de brillar -a su manera- en la Fórmula 1, había hecho lo propio en las Series Fuji de Turismos en 1985 en su propio país. Después de esa temporada sin ningún resultado destacable, el automovilismo nipón respiró aliviado al comprobar que ponía rumbo a Europa.

Ya en Inglaterra para sembró el terror y las risas a partes iguales en la Fórmula Ford 1600 en 1987 y en la Fórmula 3 entre 1988 y 1991. Pero lo mejor estaba por llegar… siendo ya un gran amigo de los desguaces.

El terror llega a la F1

Para bochorno de sus compatriotas, la ‘joven promesa’ de 31 años debutó en el GP de Japón 1994. Pero, ¿qué temerario equipo se arriesgó a contratarle? Así se inició el sainete.

Después de perder al austriaco Roland Raztenberger en el GP de San Marino de 1994, la escudería SIMTEK necesitaba una pareja para David Brabham.

Ante esta coyuntura, una compañía nipona vio una extraordinaria oportunidad para que el inexperto samurái se luciera ante sus paisanos. Para ello, abonaron los dos millones de dólares de la época requeridos y le sentaron en el S941.

Durante los entrenamientos oficiales, ofreció un anticipo de lo que estaba por llegar durante la carrera, clasificándose decimosexto ¡a casi ocho segundos! del mejor crono. Toda una hazaña difícil de igualar.

Con esos antecedentes, la cita dominical prometía convertirse en todo un espectáculo. Así fue. Su glorioso -y fugaz- estreno que se produjo el 6 de noviembre en el Circuito de Suzuka, apenas duró tres giros. Tras ellos, cometió un error garrafal, con trompo y accidente incluidos, quedando fuera de combate.

Obviamente, tras esa experiencia no se subió al coche en la siguiente y última ronda del calendario. SIMTEK no quiso saber nada más de él. Inasequible al desaliento, Taki Inoue volvió a la carga en la siguiente temporada. Primero realizó una prueba para la estructura británica Tyrrell, que no quedó muy convencida.

Inoue vuelve a la carga

A pesar de este nuevo revés, el kamikaze continuó buscando una rendija por la que colarse en la Formula 1. Y así fue cómo persuadió a una ingenua compañía tabaquera nipona, para que financiara su presencia en la Categoría Reina. Fue dicho y hecho porque Japan Tabacco compró por ¡19 millones de dólares! un asiento en Footwork Arrows para el curso de 1995.

Obviamente, al recibir esa cifra astronómico a la formación británica no le quedó más remedio que soportar durante todo el curso las andanzas de su ‘piloto estrella’.

Como era de suponer, la temporada se convirtió en una tragicomedia donde no faltaron algunos de los errores más inverosímiles que jamás se han visto en la Fórmula 1. Al margen de convertirse en un obstáculo móvil, Taki Inoue no dejaba pasar una sola oportunidad de provocar numerosos incidentes, eso sí, involuntarios.

Un récord insuperable

Entre el cúmulo de desaciertos de la temporada de 1995, destacan dos que constituyeron el cénit de su trayectoria profesional. Taki Inoue estableció un récord imbatible al conseguir protagonizar dos ‘incidentes’ en una misma campaña con el coche de seguridad.

El primer episodio tuvo lugar en el GP de Mónaco 1995 cuando el safety car, según cuenta la leyenda, rodaba más rápido que el japonés, se chocó contra él.

Sin embargo, la obra maestra llegó tres meses después en el GP de Hungría 1995. En el Circuito del Hungaroring fue atropellado por el safety car cuando trataba de extinguir las llamas que devoraban su bólido. Aunque sufrió diversas fracturas en sus piernas, regresó tras un periodo de recuperación… para disgusto del resto de la parrilla. Por aquel entonces su fama ya había recorrido todo el planeta.

Gracias a un momento de lucidez, decidió retirarse del Gran Circo al finalizar el curso. Sin duda, que los rivales respiraron aliviados con esta decisión. Sin embargo, tuvo tiempo de amagar con su regreso en 1996 con Minardi. Por fortuna, se lo pensó mejor. Todo un acierto… para la Humanidad.

Unas estadísticas imbatibles

En su fugaz -y desastroso- paso por la Categoría Reina (1994 y 1995) aprovechó cualquier carrera para demostrar su ‘talento natural’. Así lo demuestran sus rutilantes estadísticas.

Participó en un total de 18 Grandes Premios, abandonando en 13 de ellos, es decir, un 72,22 por ciento de las citas. Y por supuesto, sumó cero victorias, cero poles, cero podios y cero vueltas rápidas, como corresponde a un mito de su talla.

Por cierto, después se dedicó a asesorar a compatriotas  para aterrizaran en el Gran Circo. Dado el número de nipones han llegado a la Fórmula 1 tras esta labor de Taki Inoue, parece evidente que fue tan eficaz fuera de la pista como dentro de ella. Los genios son así.

Imágenes Taki Inoue: F1.