El duro camino de Jorge Martín hasta el título de Moto3
Como ya sabéis todos, el pasado domingo Jorge Martín se ha proclamado Campeón del Mundo de Moto3 en el Gran Premio de Malasia. El piloto español ha aprovechado la primera oportunidad que se le ha presentado en el Circuito de Sepang para coronarse al estilo de los jóvenes talentos: imponiendo su ley y ganando la carrera decisiva.

Un momento inolvidable

Tras cruzar la meta en el trazado asiático, a Jorge Martín se le empañaban los ojos de emoción y encogía el corazón. Las pantallas mostraban que su rival por la gloria, Marco Bezzecchi, había terminado quinto. El Campeonato era suyo. Instantes después vio a su padre en la primera curva con el ‘material’ listo para la celebración.
Ambos se fundieron en un abrazo. A partir de esos instantes se agolparon muchos recuerdos, porque, hasta abrir las puertas del éxito, el trayecto ha estado plagado de dificultades. ¡Cuántos sacrificios familiares, esfuerzos personales, estrecheces económicas, caídas, lesiones… y ‘bocatas’ hasta materializar un sueño!, como reconocía el propio Jorge Martín.

Un niño madrileño y ‘motero’

Por extraño que parezca, un corredor nacido en Madrid, tierra que hace mucho dio la espalda al motor, ha conquistado el trono de Moto3. Nuestro protagonista creció cerca del Circuito del Jarama en Madrid, concretamente en la localidad de San Sebastián de los Reyes. Casi podríamos afirmar que desde su domicilio escuchaba el rugido de las máquinas de competición y olía el perfume embriagador de la gasolina. Quizás, influido por ese ambiente ‘racing’ y tras heredar de su padre -piloto amateur- la pasión por las carreras de motos, Jorge Martín se fijó en ellas.

Una escuela de campeones en Valencia

Pronto sus padres comprendieron que la única forma de que su hijo de 9 años progresara sería abandonando la capital de España. Y así, emigraron (casi) con lo puesto en busca de la tierra prometida. Debían encontrar el edén donde su retoño demostrara y puliera esa velocidad congénita que ya atesoraba el pequeño.
Valencia y el programa de pilotos ‘Cuna de Campeones del Circuito Ricardo Tormo’ se convirtieron en la ‘escuela’ que requería este aventajado alumno. Obtuvieron del citado programa una beca que les permitió sufragar parcialmente los gastos inherentes a la deportiva, pero nada lucrativa actividad filial. Fue un balón de oxígeno para la modesta economía de los Martín que les permitió seguir adelante con su sueño.

Salto internacional

Siendo un buen y disciplinado pupilo de 14 años, Jorge Martín  pudo dar el salto a la Red Bull Rookies Cup (RBR) en 2012. Se trató de uno de los momentos clave en su trayectoria deportiva porque le situó en la escena competitiva internacional. Ya solo tenían que pagarse los viajes por Europa puesto que del resto se encargaba el ‘campeonato energético’.
Consciente de que debía destacar por su talento, puesto que la familia carecía del elevado presupuesto (unos 200.000 euros) para colarse en el Mundial, apretó los dientes en el asfalto. Fue Subcampeón en 2013 y un año más tarde se convirtió en el primer español que conquistaba la Red Bull Rookies Cup. Otro peldaño más completado hacia la cima.

‘Aspar’ le abre las puertas del Mundial

Restaba llegar a la cumbre, algo donde muchos han fracasado. De hecho, la lista de promesas que se han estancado tras brillar como estrellas fugaces en las competiciones de promoción antes de llegar al Mundial, es muy extensa. Sin embargo, ése no iba a ser el caso de Jorge Martín.
En 2015 se cruzó en su camino un ángel deportivo y tocayo: ‘Aspar’. Jorge Martínez le fichó para su equipo, el Mapfre Team Mahindra Moto3. Como mejor resultado del curso, terminó séptimo en el Gran Premio de Aragón y sumó un total de 45 puntos. Un botín notable para un debutante.
En la temporada siguiente, permaneció en la misma formación. Acabó decimosexto en la General con 72 puntos, firmando un segundo puesto en el Gran Premio de la República Checa. Jorge Martín adquirió mucha experiencia, rodaje y soltura. Además, a lomos de las ‘rebeldes’ motos indias, demostró que tenía madera de ganador.

Los primeros podios, poles y victoria

No había duda de que este chaval tenía mimbres para hacer un buen cesto. Así lo debió pensar la escudería Del Conca Gresini Moto3. Le fichó en 2017 para formar pareja junto a ‘Pecco Bagnaia’, reciente campeón de Moto2.
La llegada a la formación del mito italiano puso en sus manos material oficial de Honda para dos años. Jorge Martín se lo agradeció con nueve podios, con el récord de poles de la categoría (9) y con una cuarta plaza en la tabla. Sin embargo, la primera victoria se hizo esperar hasta la última cita del curso, el Gran Premio de la Comunidad Valenciana.
Resultaba evidente que su incorporación a la formación transalpina había supuesto un importantísimo paso en lo deportivo y también en lo personal. Porque Albert Valera, manager de Jorge Lorenzo, también se convirtió en el de Jorge Martín. Éste comenzó a entrenar con el balear y con Aleix Espargaró. Además trabajó con ‘Chicho’ Lorenzo, el padre del corredor de Ducati, cuya vanguardista tecnología biomecánica le permitió mejorar su rendimiento en la pista.
En el plano humano, se trasladó a vivir a Andorra. Una etapa de despegue y proyección de dos años para Jorge Martín, que ha tenido su culminación en la consecución del título de Moto3.

El soñado y sufrido título

Sin embargo la exitosa temporada de 2018 no ha estado exenta de obstáculos para Jorge Martín. En la primera cita de 2018, el Gran Premio de Catar, sumó su segunda victoria en el Mundial. Después volvió a pisar lo más alto del cajón en Estados Unidos, Italia, Holanda, Alemania, Aragón y Malasia, donde selló su primera corona.
No obstante, a pesar de estos siete triunfos y de una gran regularidad, se las tuvo que ver con un duro rival: las lesiones. Se fracturó el brazo izquierdo en la República Checa, aunque seis días después estaba dando gas en Australia, donde firmó una meritoria tercera posición.
Más tarde, en el Gran Premio de Tailandia, y cuando ya casi se había recuperado de dicha dolencia, un masaje en su todavía lesionada extremidad superior le dejó sin movilidad. Los genios del equipo diseñaron un guante especial con unas extensiones de plástico que le permitían frenar. Y así hasta la gloria final cuando restaba una prueba para cerrar el curso. Como él dice: “lo difícil sabe mejor”. ¡Bravo, ‘Martinator’! Ese es su famoso apelativo que por fin ha aceptado.
Imagen principal: Twitter oficial Jorge Martín.

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