OPINIÓN | Un grave mensaje, una oportunidad perdida

por H. Mayor

No es sólo recuperarse del shock que ha supuesto la muerte del añorado Nicky Hayden en la carretera. Su trágico suceso tiene aún más detrás…

En tiempos como estos de sobresaturación de tráfico rodado en ciudades y carreteras, y dificultades de comunicación sobre todo en las grandes ciudades, no han faltado en los últimos años las voces que proclamaban el uso de la bicicleta como una alternativa cómoda, eficaz y sostenible para los viajes de proximidad. La conversión en un medio de transporte real de un vehículo ya recurrido por muchos ciudadanos para usos de ocio y deporte.

El eje necesario para esta conversión era obvio: una adaptación de las propias ciudades a estas nuevas ocupantes de las calzadas. Vías de circulación propias, zonas prioritarias y la siempre necesaria educación vial. Un proceso largo y prolongado, que requiere voluntad política y social, pero que a la vez cuenta (contaba) como aliado el propio crecimiento de la bicicleta como canal de ocio o para la práctica deportiva, desde los niveles más elementales. Y sin embargo, hoy, la grave realidad es que no sólo no ha habido avances significativos, que era grave de por sí, sino que, aún peor, presenciamos un retroceso progresivo.

Las tristes muertes de Scarponi hace unos meses y ahora de Nicky Hayden, redimensionan la situación de indefensión y peligrosidad que asume hoy quien monta una bicicleta, para el uso que sea. Por un lado, la enorme difusión mediática de dos trágicos fallecimientos, tan seguidos además en el tiempo. Por otro, el mensaje de que ni siquiera dos profesionales del asfalto tienen recursos para sobrevivir al trágico momento en el que se cruza un coche sin control. Un doble mensaje devastador.

Clima de temor

Muy pocas ciudades del Mundo han apostado de verdad en los últimos años por fomentar y difundir una cultura de la bicicleta como medio de transporte. Mucho menos como alternativa de ocio saludable para toda la familia. Ahora además, si alguna se lo propone, deberá gestionar también un clima de temor extendido entre la opinión pública. Al mundo del Motor nos toca ahora llorar la muerte de un profesional querido como era Nicky Hayden, y por extensión (y al igual que el resto), cómo su muerte sirve de influencia para reforzar esta gran oportunidad perdida por todos.

Quizá aún no sea tarde, pero sí que va a haber que empezar desde mucho más atrás, tanto para el usuario de bicicleta como de coche: desde la educación.

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