(foto: formula1.com)

Era el fin de semana especial para Nico Rosberg: correr ante su gente, una previa excepcional y la comodidad de la Pole, de no mirar a nadie por delante, y la opción de hacer valer la clasificación para recuperar el liderato del Mundial en casa. Pero a veces sucede que todo se tuerce. Una nefasta salida como prólogo de una carrera aciaga que le dejaría fuera del podio para contemplar a un Hamilton desbocado levantando con holgura su sexta copa en las siete últimas citas.

Comienzan ahora las vacaciones, pero en la mente de ambos quedan los 43 puntos que el británico le ha sacado a su compañero alemán en estos últimos meses, y el +19 que les separa ahora. Más problemas para Rosberg, cuya jornada en Hockenheim se completó con un guión perfecto del desastre, con el avance de los Red Bull también por delante. Ellos ya son la segunda fuerza del campeonato, en puntos e inercia.

A veces unos segundos comprimen por sí solos toda una crónica. El aviso del semáforo dejaba a su Mercedes clavado en el asfalto; Hamilton metía la directa y asumía el Gobierno, pero además Ricciardo y el sorprendente Vestappen irrumpían en escena para añadir dificultades, obstáculos para una remontada épica, pese a quedar todo por delante. La cuesta arriba para Nico se completó con una muy lenta primera visita a boxes, la carrera muy complicada, Hamilton vibrando a gran distancia, dominando con enorme suficiencia, al ritmo imparable que ha cogido desde Mónaco, y con los Red Bull como oposición poderosa.

Pesadilla completa

La mañana de pesadilla para Rosberg, ante su gente y en su casa, sería completa. La protestada penalización de 5 segundos por intentar adelantar de forma irregular a Vestappen, el problema del cronómetro, allá por la vuelta 30, le dejaron definitivamente fuera de combate, que desde Mónaco se ha acostumbrado demasiado a contemplar la felicidad triunfal de su compañero de equipo, un Hamilton que consolida su actual hegemonía y que incluso vivió una mañana plácida, salvo tímidos ataques en el tramo final de Ricciardo, quien volvió a firmar una carrera brillante a la sombra del campeón.

La otra lectura (no nueva) de Hockenheim es que los efervescentes Red Bull se reafirman de nuevo como único alter ego de Mercedes. Casi veinte segundos pasaron desde que ambas escuderías concluyeran para que pasaran por meta los Ferrari, relegados ya a tercera fuerza. Hulkenberg firmó un digno séptimo y Button salvó puntos para los McLaren, donde Alonso volvió a sufrir y quedó sin sumar pese a transitar gran parte de la prueba en los puntos. Bottas y Pérez siguen haciendo méritos y cerraron el Top 10. Momento de vacaciones y reflexión para todos, a la vista de un desenlace emocionante.