Las mejores actuaciones de Michael Schumacher en la Fórmula 1

Michael Schumacher, el piloto más laureado de la Fórmula 1 y una de sus mayores leyendas, cumple hoy cincuenta años. En un día tan especial queremos tributarle un merecido homenaje rememorando algunas de sus actuaciones memorables en la Categoría Reina.

 

 

A lo largo de la Historia del Gran Circo, muy pocos corredores han dejado una huella y un legado tan valiosos como el Káiser, nacido el 3 de enero de 1969 en la localidad de Hürth-Hermülheim, Alemania Occidental.

 

 

Tras la muerte de Ayrton Senna en 1994, el germano heredó su trono de la especialidad. Había nacido una estrella, cuyo destino sería brillar con especial fulgor en el firmamento del Automovilismo deportivo.

 

 

Su aparición en el Mundial supuso el relevo generacional de grandísimas figuras de la época como Ayrton Senna, Alain Prost, Nigel Mansell o Nelson Piquet. Desde mediados de los años 90 y hasta el ecuador de los 2000, se convirtió en el máximo referente y dominador de la competición.

 

 

Contaba con un talento extraordinario, que unido a su estilo agresivo de conducción, le convirtieron en un rival temible… y casi imbatible. Así, protagonizó duelos inolvidables, entre los que destacan diversos con el finlandés Mikka Hakkinen, con el colombiano Juan Pablo Montoya y con el español Fernando Alonso.

 

 

Por todo ello, se convirtió en uno de los grandes iconos y referentes que reinó en el Olimpo de la Velocidad con una superioridad aplastante. Estamos ante una de las figuras excepcionales no solo de la Fórmula 1 o del Motorsport, sino del deporte en general.

Un palmarés único

Durante 19 temporadas, participó en un total de 307 Grandes Premios con las escuderías Jordan, Benetton, Ferrari y Mercedes. Firmó 91 victorias (29,64%), 155 podios (50,49 %), 68 pole positions (22,15 %), 77 vueltas rápidas (25,08 %), así como 1.566 puntos.

A estos números se suman 15 cursos seguidos (1992-2006) con al menos una victoria, 17 podios en 17 carreras (2002), 8 triunfos en un mismo Gran Premio (Francia), más que ningún otro corredor en cualquier carrera. Como es natural, esta impresionante hoja de servicios le permitió batir prácticamente todos récords.

 

El más importante y longevo, que se mantiene a día de hoy, son sus siete coronas, que obtuvo con Benetton (1994, 1995) y en Ferrari (2000-2004).

Además, se convirtió en el piloto con más primeros puestos en clasificación desde Ayrton Senna. Por si fuera poco, rodó en cabeza de carrera durante 5.111 vueltas y un total de 24.148 km.

Bélgica 1991: Debut en sustitución de un piloto encarcelado

El estreno de Michael Schumacher en la Fórmula 1 se produjo por un capricho del azar. Bertrand Gachot, piloto líder en la novata escudería Jordan, viajó a Londres con su novia para relajarse antes del Gran Premio de Bélgica de 1991.

La undécima cita del curso estaba programada para el 25 de agosto. Sin embargo, la romántica estancia se convirtió en un percance de tráfico con un taxi, el cual cambió la Historia de la Fórmula 1 para siempre.

 

 

Gachot acabó en prisión por defenderse de una posible agresión con un spray, cuyo uso estaba prohibido en el Reino Unido. Eddie Jordan, desesperado con su corredor titular en la cárcel, aceptó una temeraria propuesta de Willi Webber.

El representante de Michael Schumacher, convenció al patrón británico para que el alemán reemplazara al convicto. Le aseguró que su representado tenía experiencia al volante de un monoplaza de la Categoría Reina.

 

 

Evidentemente, no era cierto. Pero el rookie teutón deslumbró a todos los aficionados presentes en el Circuito de Spa-Francorchamps. Firmó el séptimo mejor tiempo en la clasificación.

Y lo que resulta más revelador: fue once décimas más veloz que su compañero Andrea De Cesaris, quien acabó decimoprimero. Por cierto, el italiano había conducido durante toda la temporada ese coche y lo conocía a la perfección.

 

 

Insistimos, el germano de 22 años logró esta hazaña con el bólido de una especialidad que hasta entonces desconocía completamente.

Tras el semáforo verde, escaló hasta la quinta posición. Pero en la primera curva en Las Ardenas (La Source) el embrague dijo basta. Después de aquella exhibición, saltó al equipo Benetton donde participó en seis pruebas subido al B191 de aquel curso.

 

Bélgica 1992: Primera victoria

Después de tres podios a bordo del Benetton B191 y dos cajones más con el B192 en 1992, Michael Schumacher estrenó su palmarés en la duodécima escala de dicho certamen. Aconteció el 30 de agosto en el Gran Premio de Bélgica, que acogió el Circuito de Spa-Francorchamps.

 

 

Marcó el tercer mejor crono en los entrenamientos, por detrás del invencible Williams FW14b de Nigel Mansell, quien se proclamaría campeón a final del curso, y del McLaren de Ayrton Senna.

En la salida, Michael Schumacher cayó al quinto puesto superado por Ricardo Patrese y Jean Alesi. Por su parte, el brasileño se ponía primero durante un par de vueltas.
Comenzó a llover y los coches pasaron por boxes para montar neumáticos de mojado. A medida que se secaba el asfalto, se iniciaba la lección de pilotaje de Michael Schumacher, buscando el carril que se había formado por el paso de los monoplazas.

 

Ascendió al segundo puesto, con Mansell a tiro. El alemán se mantuvo en la pista mientras el resto pasaba de nuevo por el garaje.

De ese arriesgado modo alcanzó la primera plaza que no abandonó hasta ver la bandera a cuadros. Superó en 36 segundos a Mansell, quien tuvo que levantar el pie por problemas en su bólido, y en 43 a Patrese.

España 1996: Exhibición bajo la lluvia en su primer triunfo con Ferrari

Sin ninguna duda que el dos de junio de 1996, el Gran Premio de España brindó una de las mejores carreras en nuestro país. Tuvo lugar en la séptima cita de Michael Schumacher vestido de rojo en el Autódromo de Montmeló.

 

 

Mala arrancada de Michael a bordo de su Ferrari 310, que bajó desde la tercera plaza hasta la sexta. A partir de ese momento, magia pura. Firmó una remontada espectacular en una de las condiciones climatológicas más adversas que se recuerdan.

Bajo un terrorífico diluvio, superó por manos a los dos Williams FW18 de Damon Hill y Jacques Villeneuve, protagonistas del curso por su dominio, y a los Benetton-Renault de Jean Alesi y Gerhard Berger.

Su ritmo salvaje le aupó hasta la cima de la prueba en el giro número 12. Mientras, el resto del pelotón sufría un ‘naufragio’ colectivo -14 abandonos de 20 participantes- y caía engullido por las aguas que cubrían el asfalto.

Un territorio reservado para los verdaderos héroes que se citan con la leyenda en gestas inigualables. Cruzó la línea de meta 45,302 segundos antes que Jean Alesi y 48,388 segundos sobre el canadiense Jacques Villeneuve.

Hungría 1998: Una ‘clasificación’ a 20 vueltas

La pareja compuesta por Michael Schumacher y Ross Brown logró un milagro deportivo en 1998, elevado a obra de arte automovilística. Dicha temporada, convertida en un combate -desigual- entre McLaren y Ferrari, tuvo su décimosegundo capítulo el 16 de agosto en el Gran Premio de Hungría.

Hasta la batalla cerca de Budapest, siete triunfos para la artillería británica (McLaren) y tres para el ejército italiano (Ferrari), con dieciséis puntos de renta para los primeros.
La superioridad de los coches de Woking en el Hungaroring quedó plasmada en el doblete que obtuvieron en clasificación. El germano se había quedado a casi cuatro décimas del mejor crono sellado por Hakkinen.

Esa brecha, en un trazado corto y estrecho como el magiar, dejaba prácticamente sentenciada la carrera antes de arrancar.
Sin embargo, el tándem Schumacher- Brown no tenía la intención de rendirse a las primeras de cambio.

Tras ponerse el semáforo verde, Hakkinen mantuvo la primera plaza con su escudero británico, David Coulthard, guardándole las espaldas. El Káiser presionó al escocés, esperando que éste cometiera un fallo que no se produjo.

Cómodamente instalado en la cima, el nórdico se escapaba gracias al ‘tapón’ que estaba haciendo su compañero sobre Schumacher. Parecía que todo estaba decidido tras el primer pit-stop en la vuelta 25.

Sin embargo, Brown no tiró la toalla. Pensó en una opción arriesgadísima: ir a tres paradas, una más de las previstas por todos los contendientes. Dicha propuesta exigía un ritmo endiablado que permitiera recuperar el tiempo que se perdería en el paso extra por los boxes.

El movimiento debía permitir al piloto teutón salir a pista sin tráfico, para lanzarse a una especie de clasificación de más de veinte giros. Parecía imposible.

No obstante, tras dirigirse Schumacher nuevamente al garaje, esta vez en la vuelta 42, Brown le indicó por la radio: “Ahora tienes 19 vueltas para recuperar 25 segundos”. El alemán simplemente respondió: ”De acuerdo”.

McLaren se dio cuenta del movimiento y trató de cubrir la posición de Coulthard, quien realizaba su parada en el giro 44. Con la pista libre, el germano estaba devorando la distancia con la cabeza de la carrera.

Ya peligraba la primera plaza de Hakkinen, quien además sufría algunos problemas. Su McLaren realizó el pitstop en el giro 46. Sabían que si se reincorporaba a la carrera por delante del alemán, sería muy difícil que le adelantase.

Pero sucedió todo lo contrario. Schumacher continuó volando y cuando el finlandés regresó de su parada en boxes, había perdido cinco segundos frente al teutón.

No obstante, solo estaba consumada la primera parte del plan. Michael debía parar por tercera vez y obtener unos 25 segundos de margen. La lección de pilotaje dejó atónitos a los espectadores. Aprovechó cada milímetro del trazado magiar para firmar una vuelta rápida tras otra.

 

 

Se trataba de una crono, una carrera al sprint donde los nervios de acero y la magia del germano emergieron con rotundidad. El público, consciente de la gesta que estaba presenciando, no cesó de vitorearle.

Cuando el misil rojo efectuó su tercer y último pitstop disponía de un colchón de 27 segundos. La jugada maestra se había consumado. En muy pocas ocasiones se ha vivido una hazaña similar, quizás en Nürburgring 1957 con Juan Manuel Fangio, otro mito al volante, conquistando ‘El Infierno Verde’ en ese caso.

Japón 2000: Primer Mundial con Ferrari

Después de ver cómo el finlandés Mika Hakkinen le cerraba el camino al título en 1998 y 1999, Michael Schumacher se coronó un año después. Se alzó con su tercer Campeonato, primero en Ferrari, en el Gran Premio de Japón 2000.

La decimosexta y penúltima escala del calendario se celebró el 8 de octubre en el trazado de Suzuka. Allí, el germano se llevó la victoria por delante de los McLaren-Mercedes del propio Hakkinen y de David Coulthard.

 

 

De ese modo, el germano rompió una racha del Cavallino Rampante en la que se mantuvo 21 años en blanco. De hecho, el último entorchado databa de 1979 con Jody Scheckter.

Así las cosas, el germano tuvo que esperar hasta su quinto curso al volante de los coches de Maranello, para igualar los tres Mundiales de Jack Brabahm, Jackie Stewart, Niki Lauda, Nelson Piquet y Ayrton Senna. Arrancaba la leyenda del Barón Rojo.

Japón 2003: Michael supera las cinco coronas de Fangio

Michael Schumacher llegó a la última cita de 2003, el Gran Premio de Japón, con el Mundial en juego. Tenía nueve puntos más que Kimi Raikkonen (McLaren-Mercedes) y diez frente al colombiano Juan Pablo Montoya (Williams-Ford). En una carrera táctica, el teutón finalizó octavo, venciendo al finlandés por dos unidades.

 

 

Además de lograr su sexta corona, cuarta consecutiva en Ferrari, superó los cinco títulos del argentino Juan Manuel Fangio, marca vigente desde 1957. De ese modo, se había convertido en el corredor con más títulos y un palmarés único.

 

San Marino 2006: Schumacher supera las 65 poles de Senna

Convertido en un mito en activo, Michael Schumacher ya había pulverizado prácticamente todas las estadísticas de la especialidad. Sin embargo, en el Gran Premio de San Marino 2006, se hizo con una de las pocas que aún no le pertenecían.

 

 

A los mandos de su Ferrari 248, fue el más veloz en la clasificación de Ímola. Detuvo el crono en 1:22.795, superando las 65 poles del mítico Ayrton Senna. Desde ese momento todos los registros legendarios le pertenecían.

Extra bonus

Para finalizar hemos dejado un par de actuaciones de Michael Schumacher simplemente irrepetibles. Una de ellas tuvo lugar durante la clasificación del Gran Premio de Mónaco 1996.

El Káiser firmó una de las mejores poles que jamás se habían visto en las calles del Principado. Detuvo el crono en un increíble 1:20.356, realizando un ejercicio de perfección y coreografía automovilísticas inolvidables.

Como es natural, cerramos con la última victoria de su vida. Tuvo lugar el 1 de octubre 2006 en el Gran Premio de China disputado en el Circuito Internacional de Shanghai.

Evidentemente, no nos hemos olvidado de su colección de adelantamientos, que deberían estar expuestos en un museo. Aquí va una recopilación que te hará saltar del sillón.

 

Por supuesto, no podíamos despedir este artículo sin decir: Keep fighting, Michael!

 

Fotos: Ferrari.com

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