Muere Stirling Moss, el campeón sin corona de la F1

La leyenda británica del automovilismo Sir Stirling Moss ha fallecido este domingo en su domicilio londinense de Mayfair tras una larga enfermedad. Así lo ha comunicado la esposa del piloto inglés.

Considerado el mejor corredor de la Historia en la Fórmula 1 sin un título, deja tras de sí un extraordinario palmarés. Cuatro subcampeonatos consecutivos conquistados en los años 1955-1958, así como tres terceros puestos (1959-1961) en la General en los cursos siguientes, revelan su estatura deportiva. A pesar de cargar durante toda su vida con la etiqueta de ser el campeón sin corona, siempre obtuvo el reconocimiento de rivales, público y prensa.

 

Fangio, mala suerte y coches ingleses

Fundamentalmente, fueron tres factores los que le apartaron de una gloria que llegó a rozar en diversas ocasiones. El primero de esos factores reside en su coincidencia generacional con el pentacampeón argentino, Juan Manuel Fangio.

No en vano, siempre estuvo a la sombra de ‘El Chueco’, quien le cerró reiteradamente el paso al título. En segundo lugar, hay que apuntar hacia cierta mala suerte que le persiguió sobre el asfalto.

Así lo demuestra el hecho de que se retirara en 33 de las 66 carreras en las que participó. Esa cifra de abandonos representa el cincuenta por ciento de las carreras disputadas. Y así es muy difícil terminar al frente de la Clasificación General.

 

 

Intensamente unido a los infortunios se sitúa el tercer condicionante. Llevado por el amor a su país, condujo habitualmente monoplazas ingleses, cuando éstos no se mostraban como los más competitivos de la parrilla.

En cierta ocasión, el propio Enzo Ferrari afirmó que si el británico en vez de correr en la Fórmula 1 con el corazón, eligiendo casi siempre monoplazas nacionales, lo hubiera hecho con la cabeza, al volante de los mejores bólidos extranjeros, habría conquistado el Mundial.

A pesar de estas dificultades, logró 16 victorias, 29 podios, 16 pole positions y 19 vueltas rápidas en 66 Grandes Premios. Militó en las escuderías Maserati, Vanwall, Lotus, Cooper, Mercedes, ERZ, HWM, Connaught, BRM y Ferguson.

La victoria más amarga

Posiblemente, el momento más duro en la Categoría Reina y al mismo tiempo en el que estuvo más cerca del Campeonato fue en el curso de 1955. Llegó a su última cita, el GP de Marruecos, con opciones de coronarse.

Para ello, debía vencer en el Circuito de Ain-Diab (Casablanca) y esperar a que su rival y compatriota Mike Hawthorn no terminara segundo. Sirtiling Moss cumplió con su cometido y, tras escaparse desde la salida, vio la bandera a cuadros el primero.

Sin embargo,Ferrari ordenó al estadounidense Phil Hill que cediera la segunda plaza a su compañero Hawthorn. De este modo tan cruel e injusto, Stirling vio cómo su paisano se convertía en el primer británico en hacerse con el Mundial con 42 puntos, uno más que él.

Victoria legendaria en Mónaco 1961

A pesar de este resultado, continuó dejando grandes muestras de su enorme talento. Una de las más recordadas se produjo seis años más tarde. El GP de Mónaco de 1961 -año de su retirada- fue testigo de una extraordinaria exhibición de pilotaje en la que doblegó al ejército de Maranello con un Lotus.

Al margen de su gran talento, siempre se significó por una gran deportividad dentro y fuera de la pista, ejerciendo a la perfección el papel de un gentleman inglés. Esa caballerosidad le hizo ganarse el cariño del resto de rivales en unos tiempos en los que la muerte acudía puntual a su cita en cada carrera.

 

 

Y hablando de los accidentes, uno de sus mayores éxitos consistió en sobrevivir a una era marcada por la tragedia. Asimismo fue uno de los máximos exponentes de una época dorada en la que la Fórmula 1 estaba rodeada de glamour y de amistades femeninas fugaces. Precisamente, se vivía con gran intensidad ante la posibilidad de una desgracia, demasiado habitual entre los ases de la velocidad.

 

 

Un as de los sport prototipos

Por último, recordar que si en la Categoría Reina Stirling Moss representa una de sus grandes figuras, aún lo es mucho más en las competiciones de sport prototipos. Se puede afirmar que en esta especialidad no tuvo rival. No en vano, selló triunfos legendarios como el de la Mille Miglia de 1955, considerado por muchos la obra maestra del Motorsport. Hasta siempre, Campeón.

 

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