• Quique A. Martínez / foto: Formula 1

Brasil y Abu Dhabi como resolución del Mundial F1 y un título de pilotos aún abierto. En la época incipiente de dominio de Mercedes, la Fórmula 1 probablemente necesitaba esa chispa de emoción del gran título final tras varias temporadas donde la tónica era de una resolución demasiado temprana. Dos carreras para acabar y dos nombres con la disputa aún plenamente vigente: Rosberg y Hamilton.

Desde el principio se vio que este año podían cambiar las cosas: los cuatro triunfos de salida de Nico Rosberg anunciaban la posibilidad de un nuevo orden; replicaba Lewis con seis en las siete siguientes carrera y todo parecía apuntar a la continuidad del dominio del británico ya exhibido en 2015. El verano marcó un inesperado punto de inflexión, el alemán resucitado y el inesperado hundimiento de su compañero. Entre Bélgica y Japón se obró la sorpresa que deja hoy a Rosberg al borde de su primer Mundial. Hamilton, eso sí, ya le ha dicho que no va a ser un camino sencillo: victorias en las dos últimas y opciones vivas.

Sólo 19 puntos (349 por 330) separan a ambos pilotos a falta de dos carreras más. Ventaja suficiente para un Rosberg que incluso se puede permitir no volver a ganar, pero que a la vez sabe que un abandono por cualquier factor le puede condenar. Lo que sí está claro es que es Hamilton quien debe estar perfecto, hace un mes de hecho que corre sin red.

Balances

El precedente más inmediato, el del año pasado, trae el recuerdo de los dos triunfos de Rosberg y segundos puestos de Hamilton en Brasil y Abu Dhabi, si bien el contexto entonces era el de un Mundial ya decidido, y con mucha holgura, por el británico.

A falta de esa apasionante resolución del título, el año en la Fórmula 1 deja otras noticias de calado. La principal es sin duda el paso adelante dado por los Red Bull y su pareja, Ricciardo y el explosivo Verstappen. De una participación anecdótica en 2015 a ser la sensación y, de hecho, los últimos en ceder en la resistencia al dominio implacable de Mercedes. Los Ferrari, por expectativas, suenan a decepción, a terceros en discordia en un año de muy poca trascendencia en el asfalto.

La otra escuadra histórica, McLaren, cerrará con pequeños toques de optimismo un año complicado, en el que Fernando Alonso peleará incluso por un noveno puesto después de exprimir un monoplaza que deja la sensación de que sencillamente no da para más de lo que se ha sacado. Satisfacción moderada, por la mejoría clara tras un 2015 en el que casi ni saboreó los puntos, pero aún a una distancia abismal del hábitat en el que se movía hace no tanto. El otro español, Carlos Sáinz, también ha dado de qué hablar en un año de crecimiento y aprendizaje. Mirando al desarrollo en el futuro.