¿Por qué bebe leche el ganador de las 500 Millas de Indianápolis?
Según establece la tradición, el vencedor de las 500 Millas de Indianápolis celebra el triunfo bebiéndose una botella de leche. Esta práctica no se repite en ninguna otra especialidad ni competición del Motorsport en todo el mundo.
Es más, habituados a la universal champán, resulta inusual observar cómo el ganador de la mítica carrera degusta el blanco líquido. Vamos a descubrir de dónde parte una de los festejos más singulares e históricos que se pueden ver en un circuito.

¿Dónde y por qué nació esta tradición?

La leche y las 500 Millas de Indianápolis se convirtieron en un feliz y fiel matrimonio en el siglo pasado. Concretamente, el enlace indisoluble tuvo lugar un 30 de mayo de 1936. Aquel día, Louis Meyer certificó un hito.
Se convirtió en el primer corredor en sumar tres triunfos, tras los obtenidos en 1928 y 1933, en la legendaria prueba nacida en 1911. Después de ver la bandera a cuadros, el piloto neoyorquino, sediento por el esfuerzo, solicitó su bebida favorita. Blanco y en botella.
El corredor, todavía en el interior de su monoplaza, fue inmortalizado por un hábil fotógrafo degustando el sabroso elixir.

                                    (Wilbur Shaw, ganador en 1940)
En la imagen aparecía sosteniendo la botella con dos dedos de una mano, mientras que con los tres restantes, indicaba el número de victorias.
La imagen dio la vuelta al país, puesto que  la competición en aquella época ya era una de las pruebas más prestigiosas… y populares.

Un ganadero con mucha vista comercial

Por designios del azar, uno de los millones de americanos que vieron la instantánea resultó ser un miembro de la asociación de productores lácteos de la región. De inmediato, pensó que podrían aprovechar la original celebración para promocionar su vacuno elixir por toda la nación.

 

El empujón definitivo para la coronación de la leche en las 500 Millas de Indianápolis llegó de la mano, o mejor dicho, de las papilas gustativas, de Meyer.
Ya convertido en una leyenda nacional al coronarse como el primer piloto con tres triunfos en el Brickyard, afirmó que la leche era la bebida de los campeones.
Se iniciaba así una práctica que se ha mantenido viva desde entonces. Tan solo se interrumpió entre 1947 y 1955, debido a una paupérrima producción láctea.

Un ‘hereje’ cítrico y abucheado

En contra de lo que se pueda pensar, se trata de una práctica muy arraigada entre los deportistas y seguidores de las 500 Millas de Indianápolis. Así lo demuestra el incidente o ‘choque cultural’ protagonizado por Emerson Fittipaldi en la edición de 1993.
Tras vencer la carrera, el piloto brasileño no lo celebró al estilo ‘habitual’, sino que se bebió un zumo de naranja. La iracunda reacción del público no se hizo esperar ante tamaña afrenta. Los abucheos y gestos de desaprobación llovían desde todos los rincones de las gradas.
Tal fue el nivel de los decibelios de la protesta que ‘Emmo’ se retractó. Y acabó tomándose una botella del famoso elixir vacuno. Al parecer, el improcedente gesto se debió a que el corredor paulista producía dicho cítrico en su país natal. Y quería promocionarlo en Estados Unidos.
A pesar de la ‘marcha atrás’ de Fittipaldi, los espectadores no olvidaron su afrenta. Así, un año después y en el mismo escenario, Indianapolis Motor Speedway, volvieron a dedicarle una atronadora ‘melodía de viento‘.

Leche entera, semidesnata o desnatada

Para finalizar, una curiosa anécdota. La organización de la prueba ofrece a todos sus participantes la posibilidad de elegir entre tres tipos de leche: entera, semidesnatada o desnatada.
Posteriormente, se hace pública la lista de las preferencias lácteas de cada uno de los héroes de la velocidad. La verdad es que estos americanos son, en el mejor sentido del término, la leche.
Y como siempre se ocupan de cualquier detalle, jamás se olvidan de homenajear al único protagonista de cuatro patas indispensable. Sí, las vacas. Estos fértiles mamíferos también pisan el asfalto del autódromo estadounidense. Sin ellas, esta ceremonia resultaría imposible.
Imágenes: Asociación Productores Lácteos Indiana, Wikipedia, Indy500.

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