por M.C. – foto: @MotoGp | Cuando el menos protagonista de las crónicas y de las fotos es el ganador de la carrera, es que algo muy serio o sorprendente ha pasado más allá de la propia competición. Así ocurrió en el Argentina GP. El británico Cal Crutchlow (LRC Honda Castrol) logró el tercer triunfo en la categoría reina, después de ocho temporadas en ella. Tras él llegó el francés Johann Zarco (Yamaha), y el español de Suzuki Alex Rins completó el podio.

Pero, aunque Crutchlow se mostrara molesto en rueda de prensa por la poca atención hacia su triunfo, el protagonismo recayó en otro nombre: Marc Márquez principalmente. El actual campeón tuvo una carrera completamente loca, con un despiste en la salida que le penalizó con un ‘ride through’ (paso por boxes). A partir de ahí tuvo que ir remontando. Este hecho imprimió a su pilotaje más intensidad de la ya de por sí habitual. En esa carrera por recuperar posiciones el piloto de Respol Honda extremó sus opciones y en una maniobra al límite dejó fuera a Aleix Espargaró.

El roce de Márquez con Rossi reabre las heridas

Entre los que Márquez sobrepasó estuvo también Andrea Dovizioso (Ducati); nada parecía parar al campeón español, pero entonces se topó con Valentino Rossi (Yamaha) y saltaron las chispas. El de Honda trató de adelantar por donde apenas había espacio, tocó al italiano y este se fue al suelo (aunque más tarde volviera a carrera). Se había reabierto la guerra entre ellos. Márquez se disculpó en carrera e incluso fue en persona al box de Yamaha (al término de la prueba), acompañado de su director Alberto Puig, pero recibió el rechazo del equipo de Rossi. Al final, Márquez fue penalizado con 30 segundos y se quedó fuera de los puntos.

Pasadas las horas los ánimos siguen caldeados. Rossi ha clamado contra Márquez acusándolo de ser una amenaza para el motociclismo. El español ha evitado tenerle en consideración; los tifossi están encolerizados contra Márquez; los fans del de Honda defienden que al menos se ha ido a disculpar y ha reconocido su error cosa que no admitió Rossi hace dos años en la famosa patada… La polémica está servida.