Por H. Mayor – foto: f1.com | Hace poco más de un año, el ruso Daniil Kvyat ocupaba la plaza de Sebastian Vettel en Red Bull y se posicionaba como uno de los talentos jóvenes de la Fórmula 1, rodeado de la expectativa de una progresión sin límites a bordo de una máquina de primer nivel. No es tanto el tiempo que ha transcurrido entre aquella escena y el último anuncio de Toro Rosso que le deja fuera de la parrilla por lo menos hasta final de temporada. Un año terrible para la promesa rusa.

Kvyat se ha visto arrastrado de esta forma por la marejada de una escudería que tiene todo el horizonte en el aire. El año que viene Toro Rosso da el salto al motor Honda y pierde previsiblemente a Carlos Sainz, su principal valor en términos de rendimiento. Y la planificación ha comenzado ya mismo con el anuncio de la entrada del francés Pierre Gasly, otro valor del programa junior de Red Bull y que ya venía pidiendo paso tras proclamarse campeón en la GP2 Series en 2016. «Para los próximos grandes premios, Pierre Gasly pilotará para nosotros, en sustitución de Daniil Kvyat, junto a Carlos Sainz», anunciaba Toro Rosso en Twitter.

«No ha demostrado su potencial»

Gasly, que incluso llegó a sonar hace unas semanas ya para entrar en lugar del propio Carlos Sainz cuando se barajó su salida ya esta misma temporada a Renault, será ahora parte del presente y también del futuro inmediato de Toro Rosso. La escudería ya ha dejado claro que Kvyat «seguirá en la familia», pero el margen de maniobra para el ruso queda reducido al mínimo.

El repentino cambio también tiene mucho que ver con el declive del propio Daniil. «No ha demostrado este año su verdadero potencial por varios motivos, algunas veces por problemas técnicos, pero otras veces por errores propios», comenta el jefe deportivo de Toro Rosso, Franz Tost. El año del ruso es para olvidar: penúltimo en la clasificación de pilotos, con sólo 4 puntos, 5 abandonos a sus espaldas y un pilotaje mediocre, que le ha visto involucrado demasiado a menudo en líos y choques en carrera. En este caso además, tiene el inevitable choque comparativo con las buenas prestaciones de un Carlos Sainz que, pilotando un monoplaza idéntico, suma 48 puntos y ha dejado grandes momentos (el último, su cuarto puesto en Singapur).