El dilema de Fernando Alonso

 

por H. Mayor / foto: McLaren

«Nunca había tenido un coche tan poco competitivo». En toda su carrera en la Fórmula 1, algo que no se le ha podido negar nunca a Fernando Alonso es su honestidad e ideas claras al hablar, sin tapujos. La frase la pronunció en Melbourne, recién acabado el primer Gran Premio del año, en el que rodó muchas vueltas en los puntos exprimiendo un coche infame… hasta que este le dejó tirado a muy poco del final. La temporada de pesadilla de McLaren no ha hecho más que empezar y muchos condenan ya al bicampeón (y el mayor sueldo de la Parrilla) a no más reto que no acabar último esta temporada. La cuestión es si él aguantará el trance.

Los rumores de una salida prematura de McLaren están ahí, y se alimentan con facilidad si alguien cercano como Max Webber explica a las claras la frustración del piloto español y deja la puerta abierta a que esa salida sea una opción a considerar. Muchos consideran técnicamente a Alonso el mejor de la Parrilla, pero su historia de escuderías no ha sido la más afortunada: desde la estancia en Ferrari durante unos años en los que siempre había alguien mejor, y el pase a McLaren con aspiraciones de campeonato para acabar en… esto.

La pasada temporada fue de pocos alicientes, con un coche de nivel aceptable pero en cualquier caso alejado de los focos y sin influencia alguna en los podios. Se admitía un año de transición pero nadie podía imaginar algo como lo actual: un vehículo nada fiable, lento, pesado y sobre el que la opción de buscar otro proveedor y sustituir el motor sobre la marcha, una locura en condiciones normales, comienza a tomar forma como la mejor alternativa posible. Un año para olvidar, en cualquier caso.

¿Hacia dónde?

Lo que decida Alonso es algo que sólo sabe él. Los rumores y sus propias declaraciones, enormemente críticas, son factores de peso, pero igualmente lo son su profesionalidad y el compromiso con su escudería. Por encima de todo ello puede estar su propia gestión personal de un carácter ambicioso y ganador, y de las frustraciones que conllevan una realidad como la que tiene que manejar.

Desde luego, la salida prematura y una temporada sabática a la espera de un volante ganador para 2018 (opciones no le van a faltar) parece ahora mismo una posibilidad que no se debe descartar. Eso o asumir un año de pesadilla y, lo que es peor, la sensación de que se trata, hoy por hoy, de un camino sin dirección futura a ninguna parte.

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