La claridad de una victoria dominante de Marc Márquez en el pasado Gran Premio de la República Checa tiene varias explicaciones, aunque una de las claves fundamentales está probablemente en el error inicial del piloto en la elección de neumáticos.

Con el cielo de Brno chispeando y la carrera declarada en mojado, Márquez optó por gomas de seco (media y blanda), único en hacerlo en la salida de la carrera dentro de la zona noble de la parrilla. Su salida fue buena, apoyado por la pole, pero las dos primeras vueltas dejaron a las claras los problemas que tenía para manejar su moto y la pérdida de rendimiento con respecto a sus rivales. Anclado en la décima vuelta, esa situación le llevó a una maniobra inesperada: paso a boxes antes de finalizar la segunda vuelta, para cambiar a su segunda moto, con gomas lisas (medio y medio).

Y sería clave: el cambio prematuro le llevó de vuelta a una pista que ya estaba prácticamente seca. Sin la reacción de sus rivales, las tornas cambiaron y Márquez elevó su rendimiento hasta niveles que nadie más pudo alcanzar, llegando a sacar varios segundos en cada vuelta a sus principales competidores. Cuando estos reaccionaron, ya era tarde. El líder del Mundial ampliaba un poco más su renta después de un dominio incontestable en Brno.

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