Sin tiempo para recuperarse de las emociones vividas en Aragón, la Categoría Reina aterriza este fin de semana (23-25 de septiembre) en Asia. La primera escala en dicho continente desde 2019 por la pandemia del COVID-19 tendrá lugar en el GP de Japón MotoGP 2022, decimosexta ronda del curso.

La lucha por el título llega al rojo vivo al Circuito de Motegi, con los tres primeros clasificados separados por solo diecisiete puntos. Tras su caída en MotorLand, Fabio Quartararo (Yamaha) llega muy presionado al perder buena parte de la renta que disfrutaba. Sólo conserva diez puntos sobre Pecco Bagnaia (Ducati), tres más respecto a Aleix Espargaró (Aprilia), sus inmediatos perseguidores.

El trono del vigente campeón se tambalea ante el empuje del italiano. cuatro triunfos y un segundo puesto en las cinco últimas carreras, y del ‘renacido’ español.

Junto a los ‘tres magníficos’, Enea Bastianini (Gresini Racing), reciente ganador en España, luchará por su quinto triunfo del curso tras conquistar Catar, Estados Unidos, Francia y Aragón.

Mientras, Marc Márquez (Honda) buscará en su 150º GP la redención tras un accidentado regreso a la competición en Alcañiz. Allí se chocó con Quartararo y Takaaki Nakagami (LCR), quien, por cierto, fue operado de su mano derecha por dicho percance. A pesar de ello, el nipón espera correr ante sus compatriotas.

Volviendo al ’93’, aunque ha vencido en tres ocasiones en este feudo (2016, 18 y 19), se ha mostrado cauto respecto a sus opciones de éxito.

Pero uno de los principales puntos de interés está alejado de los pronósticos deportivos. Un devastador tifón, que ha arrasado varias zonas del país, podría ‘visitar’ el circuito a partir del viernes.

El fantasma de la cancelación sobrevuela el trazado oriental. Continuando con la meteorología, si se cumplen las previsiones de lluvia, el caos y la imprevisibilidad añadirían aún más emoción al choque oriental. Todo puede suceder.

Quartararo, presión máxima ante la armada Ducati

Se acabó la calculadora. ‘El Diablo’ debe reaccionar. Cosechado su segundo cero del curso tras Holanda, ya no tiene margen de error. Un nuevo resbalón le podría apear de la cima de la General, donde se mantiene a lo largo del curso.

Desde Sachsenring, el francés ha ido desperdiciando una renta de 91 puntos hasta dejarla en diez respecto a Bagnaia. Debe cauterizar esta hemorragia. Un solitario podio en ese número de compromisos, dos en blanco, representa su pobre balance iniciado en Alemania. Para colmo de males, su bajón de rendimiento ha coincidido con el momento álgido del transalpino.  

No obstante, buena parte de esa caída de sus prestaciones, excepto el error en Assen, no es culpa del ‘20’, sino de su deficiente máquina. La manifiesta inferioridad de la M1 respecto a las Ducati está lastrando sus opciones de éxito. 

Condicionado por estas circunstancias, Quartararo no sólo deberá vigilar al milanés en el GP de Japón de MotoGP. Motivado tras romper una sequía de seis rondas fuera del ‘cajón’ al acabar tercero en Aragón, Aleix Espargaró (Aprilia), se convertirá en otro peligroso enemigo. 

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Para complicar aún más la situación al vigente campeón, se desconoce cuál es su estado físico. Y es que, a consecuencia del accidente en Teruel, sufrió diversas quemaduras en el torso. Además, competirá en un feudo enemigo para Yamaha.

En Motegi, la firma de Iwata sólo ha logrado dos triunfos en las últimas diez ediciones (2013 y 2014, Jorge Lorenzo). Sin embargo, el galo guarda un buen recuerdo de su visita más reciente al citado autódromo. Acabó segundo en su primer compromiso en la Categoría Reina en 2019.  

Lo que está claro es que de nuevo, el nizardo tendrá en contra a todas las Desomosedici, que harán labor de equipo a favor de Bagnaia para restarle puntos en la guerra por la corona. En esa desigual pugna, el nizardo estará solo ante las numerosas Ducati de la parrilla.

Bagnaia, a derrocar a Quartararo 

La situación de Bagnaia resulta diametralmente opuesta a la de Quartararo. No obstante, abandonó Aragón con un sabor agridulce. Aunque en esa carrera acabó segundo, perdió una victoria que acarició hasta la última vuelta.

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