En el pasado GP de Australia el RB18 impidió que Max Vestappen cosechara un segundo puesto que acariciaba en el Circuito de Albert Park. Dos abandonos en las primeras tres carreras de la temporada.

Ese es el pobre balance de la estrella de Red Bull tras la cita en Melbourne, que le ha dejado a 46 puntos del líder, el intratable Charles Leclerc (Ferrari).

Teniendo en cuenta que su monoplaza no falló en ninguna cita en 2021, la situación resulta muy preocupante. Consciente de las dimensiones de esta tormenta, el neerlandés se muestra decepcionado y preocupado. Tanto es así que, con una combinación de resignación e indignación, se ha autodescartado en la lucha por el Mundial.

“No tengo razones para creer en el Campeonato ahora mismo. Obviamente la temporada es larga, faltan 20 carreras, pero ahora mismo creo que necesitaría 45 para tener otra oportunidad. Estoy demasiado atrás en el Campeonato. 46 puntos… necesitamos ser más rápidos y más fiables. No pienso en el Campeonato», ha manifestado en relación a la actual coyuntura.

«Es muy decepcionante. No sé qué pasó. Tuve una señal antes de la salida de que sería difícil terminar. Pero intentas no pensar en ello durante la carrera, simplemente tienes que permanecer centrado», explicó sobre sus sensaciones antes de la batalla en Australia.

«Por supuesto que estoy frustrado, pero yo no puedo hacer nada. Simplemente, el coche no es lo suficientemente bueno, si es que miras la fiabilidad o el equilibrio… Me sorprende que no estamos en el camino adecuado. No parece que haya una solución clara tampoco, así que tenemos mucho trabajo que hacer. Ferrari es mucho mejor que nosotros, en muchas áreas», concluyó.

No le falta razón al actual monarca del Gran Circo. Apenas se recuerda un comienzo en la defensa de un Mundial tan lamentable. De hecho, para observar algo similar habría que remontarse a 2018 con Lewis Hamilton y Mercedes.

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¿Qué le pasa al Red Bull?

Al igual que su estrella algo eclipsada por los nubarrones técnicos, el resto de Red Bull tampoco esperaba este desastroso arranque de certamen. En el centro de esta crisis se encuentra la acuciante falta de fiabilidad del RB18.

Concretamente, los principales dolores de cabeza parten del sistema de carburante. En Baréin fue un vacío en la bomba de combustible situada en el interior del depósito lo que dejó KO a los dos coches azules. Mientras, en Melbourne el fiasco se produjo por una fuga de carburante, en el exterior de dicha cámara.

Al parecer, el diseño extremo del monoplaza concede muy poco espacio a los citados elementos, lo que habría incidido en esas averías. Eso sin olvidarse de la mala adaptación de la cámara de combustión de Honda al nuevo biocombustible, que, al igual que otros equipos, estaría comprometiendo el rendimiento del RB18.

Sin embargo, lo peor de todo es que el bólido azul padece otros puntos débiles. Entre ellos destaca la alta degradación a la que somete a los neumáticos y el sobrepeso del coche, entre 7 y 10 kilogramos. Precisamente, esto último podría hacerle perder en torno a tres décimas respecto al F1-75.

Para ahondar aún más la gravedad de la crisis, todo hace indicar que se trata un defecto global en los motores Honda. De hecho, el coche de su compañero Checo Pérez se averió en Baréin, completando un asombroso doble cero para la fuerza austriaca en Losail.

En ese sentido, los coches de Alpha Tauri, también con propulsores japoneses, han sufrido contingencias similares. El AT02 de Pierre Gasly se incendió en Losail y su compañero Yuki Tsunoda no pudo ni tan siquiera tomar la salida en Arabia Saudí. Realmente, con estas premisas pensar en el Mundial de Pilotos o Equipos es una quimera.

Imágenes Max Verstappen: Red Bull Racing.