27 años de la muerte de Ayrton Senna

Este 1 de mayo se cumplen ya 27 años de la muerte de Ayrton Senna. El tricampeón brasileño de Fórmula 1 falleció en un trágico accidente en el GP de San Marino disputado en el Autódromo Enzo e Dino Ferrari en Ímola en 1994.

El genial piloto llegó a la tercera ronda del año en Italia con una gran presión sobre sus hombros. Tras unas durísimas negociaciones, había sido fichado por Williams, escudería que había aplastado a sus rivales en el curso anterior con un monoplaza prodigioso.

Convertido ya en un mito, tricampeón 1988, 90 y 91 con McLaren, el paulista estaba obligado a vencer. Sin embargo, todo había comenzado mal esa temporada de 1994.

No en vano, se había quedado sin puntuar en las dos citas iniciales. Por el contrario, un joven alemán llamado Michael Schumacher, había vencido esas rondas, convirtiéndose en la sensación del momento.

Un coche peligroso y un trono amenazado

Sin duda, el campeón estaba en una situación delicada. Nadie comprendía por qué el monoplaza dominador la campaña precedente no había pisado el podio en las manos del mito sudamericano.

Detrás de esa circunstancia estaba la prohibición de las ayudas electrónicas que habían convertido al bólido predecesor en un enemigo imbatible. Consciente de esa desventaja, Senna debía superar los límites para hacer competitivo una máquina inestable y extremadamente peligrosa.

Para completar el cóctel explosivo, Senna recibió una noticia personal que aumentó su ansiedad. Su hermano le informó de una llamada comprometida de su entonces novia con otro hombre.

Inmerso en esas negativas circunstancias, llegó el fin de semana más trágico en la Historia de la Categoría Reina, que arrancó con dos hechos dramáticos.

Primera advertencia premonitoria

Durante la sesión de entrenamientos libres del viernes, Rubens Barrichello sufrió un espeluznante accidente. Su joven compatriota voló al volante del Jordan hasta impactar violentamente contra las protecciones del vetusto trazado.

Impresionado por lo sucedido, el campeón se personó inmediatamente en la clínica del circuito. Allí pudo comprobar con alivio que su ‘protegido’ había resultado milagrosamente ileso.

Sin embargo, el siniestro causó una profunda preocupación en Ayrton Senna. Sabedor de que el escenario deportivo no reunía las condiciones de seguridad para la disputa de un Gran Premio de Fórmula 1, pensó en las posibles consecuencias fatales de un accidente. Un halo de negatividad se apoderó de la mente del corredor.

Muerte de Ratzenberger

Pero, las cosas empeorarían dramáticamente apenas 24 horas más tarde. El sábado en la sesión de clasificación, el piloto Roland Ratzenberger protagonizó un espeluznante accidente contra un muro.

El cuerpo inerte del austriaco en el interior de su Simtek-Ford, completamente destrozado en medio de la pista, dibujó una escena terrorífica.

Senna, que estaba siguiendo los entrenamientos desde una pantalla instalada en su box, se apercibió inmediatamente de la gravedad del suceso. Instantes después acudió al lugar del suceso.

Tenía la remota esperanza de que ese malogrado colega hubiera escapado a las garras de la muerte. Pero no fue así.

¿Por qué no nos retiramos juntos ahora mismo?

La consternación invadió el paddock y sumió a Senna en un profundo abatimiento. Consciente de ello, el doctor del Mundial, Sid Watkins, mantuvo una conversación en la pista con su buen amigo.

Le instó a retirarse juntos en ese preciso instante para dedicarse ambos a su afición favorita: la pesca. Sin embargo, Senna le respondió que su obligación era competir. No podía faltar a sus compromisos adquiridos.

En esa situación personal llegó la noche previa la carrera. Antes de irse a dormir habló por teléfono con su madre y después leyó un capítulo de la Biblia, como hacía siempre.

La carrera y el fatal accidente de Senna

El fatídico día mostró una última señal premonitoria. En la primera salida de la carrera, se produjo un fuerte accidente entre dos monoplazas. Uno de ellos se había quedado parado en la línea de salida y fue embestido por otro, obligando a la actuación del coche de seguridad.

Al tratarse de un modelo Fiat Tempra, rodó muy despacio precediendo a la caravana de monoplaza. Tras seis interminables giros, se reanudó la carrera con Senna en cabeza. Inexplicablemente, el Williams siguió recto en la Curva de Tamburello.

Aunque el Profesor Watkins le practicó una traqueotomía sobre la pista, no se pudo hacer nada por su vida. Fue trasladado en helicóptero a un hospital cercano, en el que sólo se pudo certificar su muerte.

La pérdida del mito paulista consternó a su país, que lo había adoptado como un gran héroe nacional. Fallecía el piloto, pero nacía una leyenda.

Imágenes de Ayrton Senna: F1.

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