Dos años después, el piloto andorrano Albert Llovera retorna al Rally Dakar que se celebrará por primera vez en Arabia Saudita, del 5 al 17 enero. Y lo hará con uno de los cuatro camiones ‘pata negra’ modelo IVECO Powestar Evo3 del TEAM PETRONAS DE ROOY.

Dicha escuadra es una de las aspirantes al triunfo y su propietario, el holandés Gerard De Rooy (campeón 2012 y 2016), ha depositado su confianza en él. Ejercerá como vehículo de asistencia rápida para sus líderes Janus van Kasteren y Vick Versteijnen, acompañado por Ferrán Marco (copiloto) y Marc Torres (mecánico). Por cierto, con apenas tres días de test en Marruecos donde maravilló al equipo, Albert Llovera ha ascendido del cuarto al tercer puesto en el escalafón de la escuadra.

Tras debutar en 2007 (coches) y volver en 2014, 2015 (buggys) y 2017 (camiones, 24º su mejor resultado), sumará su quinta presencia en la prueba del tuareg.

Ejemplo de superación, este ‘joven’ de 52 años afrontará la cita con la ilusión de un niño. De hecho, aunque posee tres décadas de competición a sus espaldas, le brillan sus ojos al mencionar el nuevo proyecto.

Como propio Albert Llover explica, es un corredor polivalente (Nacional y Mundial de Rallys, Mundial de RallyCross, Dakar, etc.) que ha competido con solvencia sobre todas las superficies (nieve, hielo, asfalto y arena), subido a cualquier tipo de vehículo. Por tanto, no resulta extraño que nombres como Peter Solberg o Sébastien Loeb se hayan rendido a sus cualidades.

En la entrevista descubrimos la figura de un deportista ‘Sin Límites’ (‘No limits’), título de su muy recomendable biografía. A pesar de haberse levantado a las 5:40 de la mañana, entrenado dos horas y abierto su ortopedia en Andorra a las 9:30, nos atiende con una simpatía y energía desbordantes. Su vida es una constante carrera, dentro y fuera de los circuitos.

Esta es la historia de un héroe -sin capa- que acelera camino de la felicidad ante cualquiera de los desafíos cotidianos que aparecen en el horizonte. En menos de un mes a Albert Llovera le aguarda la carrera más dura del mundo.

¿Cómo fue tu inesperado fichaje de última hora con el equipo IVECO De Rooy?

“Aunque ha sido un fichaje de última hora, yo ya llevaba cuatro o cinco meses con el tema del equipo (De Rooy) entre manos. A ver, la oportunidad no ha aparecido de golpe. Ha llevado su tiempo. Cuando nos llamó De Rooy no me lo creía y pregunté si era para hacer de transportista o de piloto oficial del Dakar. (Risas)».

«No me lo creía. El caso es que al confirmarse la oferta, uno de mis copilotos y yo nos presentamos en la sede del equipo en Holanda. Allí nos enseñaron las instalaciones centrales”.

“Nos reunimos con ellos y todo nos pareció muy bien. Comenzamos a arrancar con el proyecto. Pero al cabo de unas tres de semanas me llamaron y me dijeron que el camión que yo iba a llevar sería uno con el diseño de la cabina plana (sin morro) y no un Torpedo como los demás».

«Pero, a eso me negué porque yo no tengo abdominales y solo me sujeto con los brazos cuando piloto”. (En ese modelo el puesto de conducción está situado sobre el eje de suspensión y se transmiten al cuerpo del corredor mucho más los impactos generados por los baches y saltos).

“Al terminar un Dakar acabo destrozado físicamente y tardo en recuperarme dos o tres meses y si encima me pones la suspensión debajo de mi cuerpo, no sé cómo acabaría. El caso es que le transmitieron al médico del equipo mis cuestiones y finalmente me dieron uno de los ‘Torpedo’.

A pesar de ello, terminaste 24º en 2016.

“Sí, pero podía haber terminado entre los 15-20 mejores”, afirma con rotundidad.

Tuviste varias ‘novias’ para el Dakar

“Sí. Creo que soy bastante polivalente. Los equipos te siguen en tus actuaciones en las competiciones en las que participas. A ver ese tío qué hace. Saben que en el RallyCross (Albert ha competido en esa disciplina) vas de lado en cada carrera, que hay mucha lucha y que vas saltando todo el rato».

«Es una especialidad en la que has de estar muy concentrado en todo momento aunque sean mangas cortas. Además en los dos últimos Dakar (2016, 2017) en camión lo hicimos muy bien. De hecho, los equipos (rivales) nos venían a ver, entre ellos Kamaz, lo hacían cada día».

«Al acabar cada etapa, estos equipos sabían que si no hubiera sido guardaespaldas de mis compañeros, podía haber acabado en posiciones mejores. Saben interpretar esas situaciones para conocer tu nivel real”.

Proceso de adaptación del IVECO…

“Sí. Enviaron el camión en un tráiler a Roma. Allí está una empresa especializada, Guidosimplex, con la que trabajo desde mis inicios en el Motorsport. Hemos crecido juntos. Es más, llevo 20 años con ellos. Aunque son una empresa familiar son los número 1 del mundo».

«Además gracias a mí, como el mundo de la discapacidad es muy grande, les he ampliado el campo. Solo en los países desarrollados, existen 15 millones de personas. La empresa ha ido ampliando su gama de productos para dar respuesta a las necesidades de las personas».

Entre esas modificaciones está un volante más grande que le he pedido a Sparco, por lo que Guidosimplex también ha desarrollado un acelerador de un mayor tamaño porque en el Dakar 2016 edición me rompí un ligamento el primer día de competición en una frenada (Albert frena con las manos). Se nota mucho la diferencia por el peso con los coches de Rallycross. Pero frené muy tarde y en parte fue culpa mía”.

¿Se homologan estas modificaciones?

“Así es. La FIA (Federación Internacional de Automovilismo) es la encargada de las homologaciones con las adaptaciones y han creado una comisión para regular dichas modificaciones en los vehículos de competición de la que yo formo parte”.

¿Sensaciones con el IVECO?

“Las sensaciones han sido muy buenas. El IVECO es muy agradable de chasis y de suspensiones. Es un camión que está muy bien trabajado y evolucionado. En cuanto te sientas en él, se nota que es un camión de carreras total. Aunque el Tatra también lo era, el IVECO está más evolucionado”.

¿Cuál es más fácil, el IVECO o el Tatra?

“Respecto al Tatra, de entrada explicar que tiene un cambio manual mientras que el IVECO monta uno automático. Y eso es muy distinto, al menos para mí. Una de las cosas que tenía clarísimo era que el camión debía tener cambio automático».

«La lesión de las manos que se me produjo en el Dakar de 2017 fue por cambiar unas ¡3.000-4.000 veces! en cada etapa. Realizar la tarea supone levantar gas, apretar el embrague y cambiar con la otra mano, porque el camión trabaja con 2.500 vueltas. Es muy dura”.

“Al principio me hacía gracia cambiar tantas veces, pero enseguida se convirtió en un problema. Llegó un momento en el que al terminar las etapas no me podía ni sacar los guantes (de lo doloridos y contracturados que estaban).

«Llevar un ‘aparato’ de 1.000 caballos ya me supone bastante trabajo, pero con el automático es más agradecido. Por esta razón todos los de equipos importantes llevan ese cambio”.

Debe ser difícil al acabar cada etapa…

“Cuando termina cada etapa empieza otro Dakar diario para mí. (Se refiere a las dificultades de desplazamiento con su silla por la arena y el campamento). Tengo una tienda de campaña y me he comprado una cama para dormir algo. Me pedían 37.000 euros por una caravana, pero no me lo puedo costear”.

¿Qué funciones tendrás en el Dakar?

“De momento mi función será hacer de mochilero (asistente). Aunque partía como cuarto piloto en el equipo, después de los entrenamientos voy como tercero…con un poquito de libertad, pero muy poca».

«Mi rol será el de ayudar a los dos compañeros, de entrada, pero si lo hago bien esto puede cambiar, aunque para lo que me han llamado es para eso y es en lo que pienso. En mi camión transportaré unos 300-400 kg de material de asistencia lo más rápido posible”.

¿Objetivo para el Dakar?

«Estar atento a los dos compañeros y llegar pronto por si les surge alguna incidencia y poder reparar el problema. Y si no se puede resolver, correr mucho para pasarles y que el equipo lo vea y que se cambie mi rol».

«Pero mi objetivo es intentar hacerlo bien. Poco a poco trataré de ir adelantando (posiciones) según vaya discurriendo la carrera. O eso creo.

¿Cómo afrontas este con tantas dunas? 

«Nunca me planteo esas cosas porque la carrera es la que es para todos. Será lo mismo para mí que para los demás. No le doy vueltas. Que venga lo que sea».

¿Prefieres competir en otros terrenos?

A mí me da igual. Con el Tatra pensaba que sufriría mucho con la arena y luego hice etapas muy buenas, incluso mejores que en otros terrenos.

Hablando del Dakar y sus novedades, ¿cómo rendirá Alonso en el Dakar?

«Fernando no es un especialista dakariano. Pero, de entrada es una gran piloto y ya se adapta. De hecho tiene un tipo de educación (deportiva) por la que se mete hasta el fondo en la especialidad que toca».

«Pero en un tramo de rallys vas al menos con notas, sin embargo en los raids compites sin notas y además tienes que escuchar al copiloto. Creo que lo está haciendo muy bien y que lo hará muy bien. No sé si estará arriba del todo, pero dará algún susto en alguna etapa. Creo que sí».

Te vemos con la gorra de Kimoa

“Fernando (Alonso) me apoya desde hace casi dos años. Es una de las cosas que agradezco mucho porque es muy buena persona y una figura muy importante en el deporte. Siempre le he seguido y a él (Fernando) también le gusta lo que hago. Y como somos amigos le dije que me echara una mano. (Risas). Y así surgió todo”.

Eres embajador del ‘Programa autonomy’ del Grupo Fiat, ¿en qué consiste?

“Es un programa de apoyo de la marca destinado a las personas con alguna discapacidad, para que se puedan beneficiar de un precio especial del coche, así como una rebaja en el coste de la adaptación, servicio que puede ofrecer Guidosimplex y otras empresas con una gama enorme de productos. Eso está muy bien porque puedes elegir entre varias opciones y quedarte con la que a ti personalmente te guste más».

«No tienes que adquirir los mandos de una marca concreta. Por ejemplo, Guidosimplex cuenta con un abanico de adaptaciones muy grande y te brinda un asesoramiento muy completo«.

«Yo soy la puerta de entrada (imagen) de esa compañía. Pero, insisto, cada persona puede elegir la que más le guste. Se trata de un gran apoyo porque los costes medios de las adaptaciones rondan los 3.000-5.000 euros”.

¿Qué coche conduces a diario?

Tengo dos Fiat Punto con muchos kilómetros que ya no se fabrican. También me gusta mucho el Abarth porque es un coche muy manejable y me puedo mover con él por todos los sitios. Me encantan y los tengo muy bien cuidados.

¿Cuál es tu especialidad favorita?

“Soy mucho de Rallys porque es una categoría en la que entra todo. Tienes que ser rápido, constante, concentrado durante tres días y, sobre todo, saber adaptarte muy rápido porque puedes comenzar con sol y acabar con lluvia. Por ejemplo, en una segunda pasada por unos tramos de tierra están más rotos o un tramo puede estar ‘sucio’. »

Y eso hay que saber leerlo y hacer muchos km. Los rallys son como nosotros, es decir muy latinos. (Risas). Has de adaptarte a toda velocidad. Sin embargo, el Rallycross es muy intenso y muy rápido pero demasiado corto”.

Peter Solberg y Sébastien Loeb, con los que has competido, te alavan

(Risas). “Es cierto que he competido con ellos (Solberg o Loeb) y cuando coincidimos me reconocen que medirse en el WRC donde se pelea a la décima es muy difícil. Yo pienso que si me tienen que pasar lista, que lo hagan los mejores”.

¿Cómo te definirías como piloto?

“Soy luchador, constante, pero sobre todo polivalente. Me da igual el coche, especialidad y superficie que sea”.

¿Algún reto por abordar en el Motorsport?

“Sí. Siempre existen nuevas metas. Me busco los esponsors necesarios para tratar de hacer los programas que me gustan. Y si no puede ser en el Mundial, compito en el Nacional y no solo no se me caen los anillos, sino al contrario, me siento muy privilegiado por poder competir en un deporte que tanto me gusta”.

Imágenes Albert Llovera: Twitter Albert Llovera.