Hoy se celebra San Valentín, esa fecha tan especial para los enamorados… también a las competiciones del motor. Pues bien, si tu pareja o ambos sois unos fans de las carreras os vamos a proponer unos ‘regalos‘ que irán directos a vuestros corazones. Adiós a los típicos ramos de rosas y a las cenas con velas. Aunque haya que rascarse un poco el bolsillo, os descubrimos tres destinos básicos que todo buen ‘petrolhead’ debe visitar una vez en la vida, a poder ser con su media naranja.

Mónaco, el Principado de Senna y el glamour

Desde el nacimiento del Mundial de Fórmula 1 en 1950, las glamurosas avenidas del Principado han sido escenario de gestas deportivas que auparon a sus protagonistas al Olimpo de la Categoría Reina. Pero por encima de todos esos héroes destaca un nombre: Ayrton Senna.

El mítico tricampeón brasileño convirtió Montecarlo en su cortijo privado. Nadie ha logrado igualar sus récords de triunfos (6) y poles (5), cosechados en el trazado más exigente y técnico de todos los tiempos. Sus memorables actuaciones allí forman parte de la mitología de la Categoría Reina.

Regresando a la actualidad, recorrer a pie, en coche -o en autobús público- el escenario de aquellas gestas es una experiencia única. De igual modo, caminar por la curva más lenta del Mundial, Loews, transitar por la sección de Santa Devota con su pequeña ermita excavada en una imponente roca o por el famoso túnel, os dejarán un recuerdo imborrable.

Además, algunos hoteles como el ‘Fairmont‘ exponen en sus habitaciones recuerdos del brasileño como cascos, guantes, fotografías y otros objetos. Su espíritu está presente en todos los rincones de Mónaco. Pero como no sólo de gasolina vive el hombre, la tierra de los Grimaldi ofrece muchos atractivos. Así, el famoso Casino y su plaza, la zona del puerto deportivo, el Museo Oceanográfico y la catedral donde se encuentra enterrada la princesa Grace Kelly, deberían complementar el viaje. Y bueno, ¡qué decir de las tiendas con las firmas más exclusivas!

Silverstone, cuna de la Fórmula 1

El Circuito de Silverstone está considerado la joya de la corona y la sede de la especialidad. Sobre las antiguas pistas de un aeródromo militar empleado por los bombarderos británicos en la Segunda Guerra Mundial, nació la Fórmula 1. Como cuna de la especialidad, albergó su primera carrera. Curiosamente, el primigenio GP de Gran Bretaña se disputó allí un sábado (13 de mayo de 1950) y no en domingo, como suele ser habitual.

Y desde entonces el icónico trazado, convertido en el templo sagrado y casa del deporte, se ha mantenido fiel a su cita anual con la Categoría Reina. Por tanto, se trata de un espacio de culto para el automovilismo deportivo donde la tradición y la leyenda van de la mano.

Tras una importante remodelación de sus instalaciones, en 2011 se inauguró un colosal y moderno edificio en la zona de boxes. Bautizado como ‘The Wing’, se ha convertido desde entonces en su seña de identidad. En su interior, además de los garajes de los equipos, cuenta con diversos espacios multiusos, así como con la torre de control.

Sin duda, en todo este inmueble mágico se respira la Historia y la pasión de un país que ama la competición como ningún otro. Y, precisamente, para conocer el pasado, nada mejor que perderse por su museo interactivo. En las salas de ‘The Experience‘ se recuerdan  las proezas de estrellas como Jim Clark, Graham Hill, Nigel Mansell, Ayrton Senna o Michael Schumacher.

Por otra parte, a los más aventureros les recomendamos buscar la mítica colección de coches de competición de Bernie Ecclestone que, según dice la leyenda, se encuentra oculta en unos hangares próximos al autódromo en Northamptonshire.

Como colofón, y puesto que la mayoría de las escuderías de la Fórmula 1 y de otras especialidades automovilísticas tienen sus fábricas muy cerca de Silverstone, podéis acercaros hasta ellas. Quizá os encontréis con Max Verstappen en Milton Keynes, Lewis Hamilton en Brackley o Lando Norris en Woking. ¡Quién sabe! Por último, una advertencia: ¡no existe transporte público directo desde Londres!

Indianápolis, templo universal de la velocidad

Creado en 1909, el Indianápolis Motor Speedway albergó dos años más tarde una de las primeras carreras automovilísticas de la Historia: las 500 Millas de Indianápolis. A partir de entonces el mayor recinto deportivo del mundo (375.000 espectadores) se ha mantenido como el templo de la velocidad planetario.

Sede de las pruebas del campeonato estadounidense de monoplazas (IndyCar), además ha formado parte del Mundial de Fórmula 1 en dos periodos (1950-1960, 2000-2007). Regresando al presente, el mítico óvalo también es escenario de otras especialidades americanas como el certamen de coches de serie (NASCAR). Recorrer el mítico ‘brickyard’ situado en la línea de meta os pondrá los pelos de punta. Además cuenta con un imponente museo que esconde tesoros de cuatro ruedas únicos.

Imágenes: F1.